jueves, 2 de noviembre de 2006

LOS MUERTOS Autora: Teresa Prudencio

Dos de noviembre, dia de difuntos: ritual, tradición o amor. Los cementerios se llenan de visitantes, con sus flores y sus oraciones, la primera vez que fui para rezar por mis muertos se me ocurrio hacer esta poesia.

LOS MUERTOS

Silencio, oscuro silencio, ni el vuelo de una mosca, estorba; que el silencio de la noche, es silencio sepulcral.

Si vas al Camposanto, con respeto, a los muertos a venerar; sentirás, que se te para el alma, y que las piernas empiezan a temblar.

Es un efecto de la mente, o un «halo» divino y misterioso; pero es cierto que lo sientes, y que te cala hasta los huesos.

Cuando leí por vez primera, algunos versos de Bécquer el qqe más me impactó, QUE SOLOS SE QUEDAN LOS MUERTOS.

Un frío gélido allí se respira,

un frío, que no es nieve, lluvia o viento;

es un frío en la sangre, en los huesos,

sencillamente, es frío de muertos.

Creo que fue condición,

que Dios le puso al hombre;

pues los muertos, muertos son,

y sólo a Dios le corresponden.

He aquí la sencilla razón, de mi pequeño razonamiento;

los favores, hazlos hoy,

que mañana, nada recibirán los muertos.